Pimienta negra
La planta de la pimienta es capaz de ofrecernos distintas variedades de granos de pimienta que varían en función de cuándo se cosechan estos y del proceso que se sigue posteriormente. La pimienta blanca, por ejemplo, se obtiene del fruto ya completamente maduro y que luego se deja fermentar en agua durante varios días antes de retirarle la piel exterior y proceder a su secado.
La pimienta negra, que es la que nos ocupa hoy, se cosecha cuando el fruto todavía está verde. Se lava brevemente en agua caliente y se deja secar inmediatamente, normalmente al sol. La pimienta en este estado conserva su piel exterior, que es bastante oscura. El proceso de secado hace que se oscurezca todavía más, adquiriendo su característico color marrón oscuro, casi negro.
La pimienta negra es picante. Es un picante que notamos en la lengua y en parte en la nariz por la presencia de piperina, el compuesto que le da a la pimienta su especial aroma y como acabamos de ver, su punto picante. Se suele considerar el picante de la pimienta negra como suave y muy tolerable, pero no cabe duda de que un plato con mucha pimienta puede llegar a picar bastante.
Preservaremos mejor el aroma y sabor de la piperina si la cocinamos poco (o nada). Por eso, es aconsejable añadir la pimienta negra en el último momento, justo antes de comer el plato en cuestión y si puede ser, recién molida. En muchos restaurantes "elegantes" es habitual que venga el Maitre a ofrecernos un poco de pimienta para el plato que nos acaban de servir. Recién molida, la pimienta tiene un aroma impresionante y lo curioso es que combina bien virtualmente con todo tipo de platos salados. Ya se trate de carne, ave, pescado, verduras, cremas, sopas...la pimienta realza el sabor sin tapar los propios de la receta y le da al plato otra dimensión.
En casa puedes conservar pimienta ya molida siendo aconsejable en ese caso guardarla en un frasco hermético. Por estar molida habrá perdido algo de su aroma, pero es algo que puedes compensar en gran parte añadiendo más cantidad. Y si quieres conservar al máximo el aroma de esta especia, deberás entonces molerla en el mismo momento en que la vas a usar para lo que necesitarás un molinillo de pimienta o un buen mortero.
En el mucho de las terapias naturales, es larguísima la lista de supuestas propiedades beneficiosas que tiene esta especia. Y salvo un consumo en grandes cantidades que podría provocar alguna irritación en el aparato digestivo, se dice que la pimienta es un aditivo perfectamente seguro.