¿Cómo hacer queso fresco en casa?

Calentamos la leche en una cazuela sin que llegue a hervir. En un vaso diluir en un poco de agua templada una cucharadita café de cloruro de calcio y el cuajo. Remover bien y añadírselo a la leche tibia. Se remueve bien de nuevo para que se mezcle todo.

Tapar la olla con un paño limpio de cocina y dejar reposar hasta que cuaje (una hora o algo menos).

Comprobamos que ha cuajado metiendo una cucharita o cañita en el centro de la olla. Tiene que quedarse de pié por sí misma.

Removemos bien la leche cuajada y volvemos a poner la olla al fuego. Se deja a fuego lento hasta que se vea que la masa se va despegando de las paredes de la olla, suelen ser unos minutos. Se aparta del fuego y vemos que en muy poco tiempo va aflorando el suero (un líquido amarillento).

Procedemos ahora a desuerar: Poner tela de quesero sobre un colador y este sobre un cuenco grande. Vamos añadiendo cucharadas de cuajada sobre el paño. Junte las cuatro esquinas del paño, átelas fuertemente formando un nudo y cuelgue la bolsa sobre el fregadero o sobre un cuenco para que desuere.

Es el momento de sacar el queso del paño y colocarlo en un molde de queso fresco. Cuando está toda la masa apretada dentro del molde, podemos darle la vuelta y volvemos a apretar. Salamos esa cara con sal gruesa, un puñadito (lo que cabe entre los cinco dedos, pero no dentro de la palma). Lo dejamos así toda la noche. En lugar de sal hay gente que prefiere añadir algún tipo de hierbas. También pueden resultar deliciosas hojas frescas de eneldo o hinojo.

A la mañana siguiente ya podemos quitar el molde y comerlo aunque le viene bien un poco más de reposo. Este queso se conserva bien por unos cuantos días en un lugar fresco (mejor el frigorífico) envuelto en un paño para que transpire, aunque la corteza irá amarilleando.