Salsas de chiles

Las llamemos salsas picantes o salsas de chiles, estas pequeñas bombas picantes se elaboran en prácticamente todo el mundo utilizando muy distintas técnicas y distintos ingredientes, pero con un elemento común: el chile picante. Sin entrar en la discusión de si el picante es un sabor o sólo una sensación, lo cierto es que tiene multitud de seguidores, entre los que me encuentro, posiblemente porque nos hace segregar endorfinas, según dirían los científicos o porque le da un toque especial y excitante a la comida. Y dada la enorme aceptación que tiene el picante en la población mundial, no es de extrañar que hayan proliferado las salsas de chiles existiendo literalmente miles y miles de variantes que hoy podemos adquirir (o hacer). En Cocinista te invitamos a que hagas las tuyas propias pero también queremos ofrecerte algunas de las más conocidas y sabrosas para que puedas disfrutarlas con el mínimo esfuerzo. Algunos ejemplos son las salsas Sriracha tailandesa de Flying Goose, la salsa tabasco americana, la Valentina o la Yucateco Mexicana y muchas más.

Las variaciones en cuanto a ingredientes son enormes. Muchas llevan tomate, vinagre, limón, azúcar, sal. Otras aportan un toque dulce e incorporan azúcar o similar. Otras son más especiadas añadiendo pimienta, clavo o cualquier otra especia. Los asiáticos suelen añadir pasta de soja fermentada. Algunas, como la famosa salsa Tabasco, se somete a un proceso de fermentación. Las hay líquidas y espesas. Las hay picantísimas y las hay suaves. En fin, que no hay límite a la creatividad en este área y os animo a que probéis un buen surtido de ellas y creo que las disfrutaréis.

De hecho, las salsas picantes casi se pueden coleccionar. Tienen vida casi eterna al ser el chile un potentísimo bactericida y además es habitual que estas salsas tengan algún ácido lo que las hace aún más longevas. Puede cambiar su aspecto y oscurecerse, pero siguen siendo perfectamente aptas para el consumo y en gran parte mantienen su sabor y picante intactos.