Termómetro para leche

Empecemos por decir que si hablamos de termómetros específicamente diseñados para medir la temperatura de la leche, que los hay, estos sólo van a medir rangos reducidos que son los que son realmente relevantes para la leche. Estamos hablando de medir temperaturas a partir de cero grados y que no van mucho más allá de los 100ºC. Muchos termómetros modernos miden rangos mucho más amplios, a menudo desde -20ºC a +300ºC. Cuando en este artículo hablamos de "termómetro para leche" no estamos excluyendo estos últimos en absoluto y pensamos que si un mismo termómetro te puede servir para distintos usos, mejor que mejor, menos trastos y más ahorro.

Cubriremos los tres principales grupos de termómetros que te pueden servir para medir y monitorizar la temperatura de la leche: los bimetálicos, los de columna de alcohol y los digitales.

Bimétálicos: se fabrican juntando dos metales con coeficientes de dilatación muy diferentes. Al variar la temperaturas, se produce un movimiento que se aprovecha para desplazar una aguja en una esfera. La aguja marca la temperatura. Su principal ventaja es que la lectura es fácil y se pueden mantener su sonda, con la ayuda de un soporte adecuado (un clip), siempre metidos en la leche. Son bastante resistentes aunque debemos evitar golpearlos. Su principal inconveniente es que no son muy precisos y con el tiempo se pueden desajustar de manera significativa.

De columna: estos son los termómetros de mercurio de toda la vida, pero al estar prohibido en la actualidad el mercurio se usa alcohol tintado. El alcohol se introduce en un bulbo de cristal al que se conecta un tubo del mismo material muy fino (la columna) por el que sube el alcohol a medida que sube la temperatura. La columna está graduada para indicar la temperatura a la qiue se encuentra el bulbo. Son termómetros que puede ser muy precisos, no sufren desajustes y los hay con flotadores especiales para estar siempre metidos en la leche. Su principal incoveniente es que puede ser relativamente difíciles de leer y que son frágiles. Para mitigar este último problema se usan a menudo "jaulas" de plástico que le sirven de protección.

Digitales: son electrónicos. Se introduce el extremo de la sonda en el líquido y aparece la tempratura escrita en una pantalla digital. Son muy precisos y normalmente te servirán para medir rangos de temperaturas muy amplios y podrás darle otros usos como ver cómo de hecha está una carne o medir en un momento a qué temperatura se encuentra tu congelador. Su principal inconveniente es que son incompatibles con las cocinas de inducción (sólo las de inducción). Estas generan unos campos electromagnéticos tan potentes que hacen que el termómetro se vuelva loco y no funcione correctamente. Esto se resuelve retirando la olla temporalmente del fuego o apagando la cocina.