Yogur Griego

Aunque la auténtica receta de yogur griego se prepara exclusivamente a partir de leche entera y culativos lácticos, existe la posibilidad de añadirle leche en polvo o nata para conseguir un yogur todavía más denso o cremoso. Estos dos añadidos son por lo tanto opcionales. 

Para hacer el yogur griego tedremos que calentar primero la leche en una olla hasta que alcance aproximadamente 80ºC. Apagar el fuego, retirar la olla y dejar que se vaya enfriando.

Cuando la temperatura baje a 48 grados, añadimos los fermentos. Mezclamos suavemente, esperamos unos instantes parea que se hidraten y volvemos a mezclar asegurándonos de que se han disuelto bien en la leche.

Colocamos la olla en un lugar cálido, como por ejemplo un horno que hemos pre-calentado a temperatura mínima y que luego luego hemos apagado. Dependiendo de la temperatura, estado de los fermentos y la calidad de la leche, el fermentado puede necesitar entre 8 y 12 horas (incluso más si te gusta el yogur muy ácido). Por eso, pasadas 8 horas es aconsejable comprobar el estado del yogur y si no tiene la consistencia deseada, dejarlo más tiempo, siempre asegurándonos de que sigue a una temperatura cercana a 45ºC. Si fuera necesario, volver a dar un calentón rápido al horno.

Cuando el yogur tiene una consistencia espesa, lo dejamos enfriar, preferentemente en la nevera. Luego, lo pasamos con un cucharón a un escurridor forrado con una tella de quesero doblada en dos o en cuatro (o a un colador de tela).  Queremos escurrir una parte del suero sin perder yogur.

Dejamos que escurra dos horas. Pasado este tiempo, con una cuchara pasamos nuestro yogur escurrido a uno o varios tarros de cristal. Ya está listo nuestro yogur griego. Debemos conservarlo en la nevera donde tiene una vida útil de aproximadamente una semana. Podemos conservar unas cucharadas de este yogur para hacer otra partida por el método del resembrado y así no tener que usar fermentos frescos otra vez.