Fermento de yogur de Bulgaria
El fermento para yogur búlgaro original es una combinación simbiótica de cepas aisladas y seleccionadas de fuentes naturales de las montañas de Bulgaria de las bacterias acido lácticas de los tipos Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus. El lactobacilo búlgaro es mundialmente famoso como factor de salud y longevidad. Las propiedades probióticas y preventivo-curativas de las cepas de las bacterias acido lácticas utilizadas para este producto han sido estudiadas e investigadas en prestigiosas facultades de medicina y microbiología. La actividad antimicrobiana que tienen las cepas ayuda a recuperar el balance del ecosistema intestinal, son factor importante en la biodegradación del colesterol, ayudan para evacuar las toxinas del organismo humano, tienen efecto antitumoral y activan las funciones del sistema inmunitario.
El fermento de yogur (o de queso) se presenta como una substancia en polvo que normalmente se almacena en sobres al vacío y que debe guardarse en nevera. Al abrir el sobre cerrado al vacío, el fermento debe usarse en pocas horas o días o perderá su efectividad, es decir, que no será capaz de reactivarse. Para añadirlo a la leche con la que vamos a hacer yogur, basta disolverlo previamente en un poco de leche y verter.
El fermento al reactivarse se convierte en algo vivo, que se alimenta de la lactosa de la leche, reduciendo su acidez y mejorando su textura y sabor. Si pasamos unas cucharadas de yogur búlgaro a un recipiente con leche a la temperatura adecuada (al rededor de los 50 grados), al cabo de unas horas habremos conseguido más yogur. Este proceso se llama resembrado y normalmente se puede hacer unas 5 a 7 veces.
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Recetas para usar este producto

Yogur búlgaro

Yogur búlgaro con fermentos Génesis

Queso tipo Quark

Labneh
