Curry fácil

1- Preparamos nuestros ingredientes antes de empezar. Pelamos nuestra zanahoria, jengibre, ajo y cebolla. Cortamos la pechuga de pollo y la zanahoria en trozos medianos y nuestra cebolla en dados pequeños. Es un plato rústico, ¡No hace falta mucha precisión! Por último, picamos el ajo y el jengibre.  Si eres como yo y te gusta moler tus propias especias, es el momento de preparar el polvo de Garam Masala en el molinillo eléctrico.

2- Calentamos nuestra sartén a fuego medio con un poco de aceite de girasol o mantequilla. Echamos la cebolla y la movemos bien para integrarla con el aceite.  Transcurridos un par de minutos, añadimos el ajo y el jengibre, así como 2 cucharas soperas de la mezcla de especias, y removemos de nuevo.

3- Cuando la cebolla haya cogido un color translúcido, ponemos la sartén a fuego alto, echamos el pollo y lo sazonamos con un poco de sal. Es importante que la sartén coja mucha temperatura para que la pechuga de pollo no pierda el agua. Dejamos el pollo dorar 3 minutos sin tocarlo y después removemos. Repetimos esto 2 veces más.

4- Es momento de añadir nuestra lata de tomate triturado y un vaso pequeño de agua. Me gusta usar la propia lata para aclarar el tomate y aprovechar hasta la última gota. Cuando veamos que el curry empieza a hervir, bajamos de nuevo a fuego medio.

5- Añadimos el resto de nuestra mezcla de especias, sal y pimienta al gusto, y un poquito de azúcar para matar la acidez del tomate. Echamos también nuestra zanahoria troceada y, si eres amante del picante, es el momento de añadir tu guindilla o chile. Por último, incorporamos un chorro de nata para cocinar, o si vas a por una opción más ligera, un poco de leche semidesnatada.

6- Dejamos hervir destapado unos 20 minutos, o hasta que la salsa tenga la consistencia de un puré de verduras.

7- ¡Voilá¡ ¡¡A comer!!