Pasta de gambas
Originario del sudeste asiático, la pasta de gambas es un concentrado de gambas que se sala, fermenta y se seca al sol. El resultado son unos bloques sólidos o una pasta realmente densa que tendremos que deshacer bien durante el cocinado para evitar que el comensal pueda tropezar con un trozo, dado que su sabor aislado es muy salado y tiene un fuerte sabor a marisco.
Gracias a su alto contenido en sal y el proceso de fermentado y secado, la pasta de gambas no caduca. Fuera de los países asiáticos, la pasta de gambas suele comercializarse en unos recipientes de plástico con una tapa y su textura es la de una crema muy espesa y muy pegajosa. Sacaremos la cantidad que necesitemos con la ayuda de una cuchara y la introduciremos en agua caliente o aceite para disolverla rápidamente. No hay que poner mucha cantidad por lo fuerte que es. Media cucharilla a una cucharilla de postre suelen ser más que suficiente si estamos cocinando por ejemplo un curry para 6 personas. Cuando la usemos es probable que queramos añadir un punto de azúcar para suavizarla un poco. Y cuidado con la sal, dado que la pasta de gamba es ya de por sí muy salada.
La podemos tener siempre a mano para dar sabor a arroces, sopas, salsas y curris. Aunque obviamente encaja mejor con platos de pescado y marisco, en Asia no es inhabitual que se use también en platos de carne.
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