Pasta fresca al huevo

Uno de los pasos clave es tamizar la harina y formar una pequeña montaña en el medio. Dentro, se realiza un agujero, se añaden los huevos, el aceite y la sal; y se comienza a trabajar la harina del exterior al interior (nunca al revés). Se amasa de esta forma durante un cuarto de hora aproximadamente, hasta que quede una masa firme y manejable. Aconsejamos dejarla reposar durante al menos una hora cubierta con film.

Una vez la tenemos, se le puede dar la forma que queramos. Para ello se pueden utilizar los accesorios para pasta, como el rodillo para ravioli.

Para el relleno, se puede utilizar cualquier tipo de queso, setas, carne, tomate, calabacín, calabaza, espinacas, nueces, jamón ibérico…

Ya tenemos la pasta preparada, y tan solo queda el último paso: hervirla al dente. Ponemos en una olla el agua hasta que hierva, y cuando lo haga con fuerza, se introduce la pasta con cuidado para que no se estropee. En 2 o 3 minutos de cocción, ya estará lista para la mesa. Un truco: si flota y sube a la superficie es que está lista.