Barbacoa Coreana

Lo primero que se necesita para hacer una barbacoa coreana es algún tipo de parrilla con una fuente de calor. Lo original y seguramente lo más rico, es hacerla sobre unas brasas de carbón vegetal. El carbón vegetal de primera calidad no desprende prácticamente nada de humo y puede usarse en el interior. Proporciona brasas durante mucho tiempo y le da a los alimentos un sabor único.

En la actualidad se están utilizando alternativas al carbón, que obviamente es más farragoso que otras fuentes de energía al ser bastante sucio y requierir de cierta experiencia para encenderlo. Por ello, la mayor parte de barbacoas coreanas que vas a encontrar en restaurante se alimentan con gas o son eléctricas. Dichos dispositivos están también disponibles para consumidores en sus casas. Lo importante es que tengan una parrilla, una fuente de calor en su parte inferior y a veces un sistema que recoja los jugos sobrantes que se desprenden durante la cocción. La rejilla de la parrilla debe ser bastante estrecha dado que vamos a cocinar alimentos muy pequeños, del tamaño de un bocado.

El motivo para esto último es que cada comensal es responsable de cocinar su parte. La barbaco coreana es compartida y se coloca físicamente en el centro de la mesa. Cada comensal, normalmente usando palillos, coge los alimentos crudos y ya troceados que se colocan en la mesa en platos o cuencos y los coloca en la parrilla, cocinándolos a su gusto. Es decir, que si te invitan a comer en un restaurante de barbacoa coreana, prepárate a cocinar. Pero te aseguramos que será una experiencia sencilla y muy divertida.

No existe realmente ninguna regla sobre qué alimentos son válidos o no. Cualquier alimento susceptible de cocinarse sobre unas ascuas de carbón es un buen candidato. Dicho esto, en Corea son grandes aficionados a la carne de buey, especialmente si viene previamente marinada, pero también comerán cerdo, aves, pescados, mariscos y por supuesto verduras.

Lo que no faltará nunca en una auténtica barbacoa coreana es la presencia de un montón de platitos con salsas varias donde mojar la carne recién cocinada. Y por supuesto, los encurtidos y el kimchi. Todo ello hace que la experiencia visual y gustativa sea realmente brutal. Imagina una mesa con una parrilla en medio y rodeada de un montón de platos y cuencos con alimentos, salsas y encurtidos. Y también un cuenco de arroz blanco para cada comensal. Las combinaciones de sabores posibles son enormes y cada comensal es capaz de hacerse su propia barbacoa a pesar de estar compartiendo mesa y parrilla con otras personas.