Salsas de vino sin alcohol

Si bien es verdad que el punto de ebullición del alcohol es más bajo que el del agua (78ºC para el alcohol y 100ºC para el agua para ser precisos), lo cierto es que las moléculas de alcohol y agua tienen una gran afinidad y es bastante difícil separarlas completamente. Esa diferencia de temperaturas de ebullición es la que permite el destilado usando un alambique. Pero el que sabe de elaborar licores también sabe que es imposible obtener un rendimiento perfecto durante el proceso del destilado y que siempre quedará bastante alcohol en el fermentado inicial.

El problema se puede plantear si preparamos un plato con una salsa, digamos hecha con vino, y se la vamos a dar a niños o a personas que no toleran el alcohol. Una salsa hecha con dos partes de vino y una de agua puede llegar a tener un contenido de alcohol cercano al 2% incluso después de haber hervido mucho tiempo. Es una cantidad pequeña de alcohol y más si se tiene en cuenta que lo normal no es ingerir grandes cantidades de salsa.

Pero si te preocupa la presencia del alcohol, puedes reducir su presencia realizando primero una reducción del vino o del licor ANTES de añadirlo a la salsa. En este caso, si bien el alcohol no desaparece completamente, su presencia es realmente residual. Basta con que hagas una reducción al 50% del volumen del vino inicial haciendo que este hierva suavemente en una cazuela.