Semillas de loto
Nos referimos a la semilla de la flor del loto, una planta acuática originaria de la parte más tropical de Asia. La flor no sólo tiene una increíble belleza sino que además esconde un secreto gastronómico: sus semillas. Se cosechan tanto en su fase de crecimiento como cuando están completamente maduras. En el primer caso se tratará de semillas de loto blancas y en segundo marrones. Del tamaño de un garbanzo grande, se pueden presentar y consumir de muy distintas maneras.
En los países asiáticos se pueden encontrar frescas, y habrá que dedicar tiempo a separarlas de la flor y eliminar la piel verde que las recubre. Una vez hecho esto también tendremos que eliminar el germen de su interior que es de sabor amargo.
En Occidente lo más fácil es encontrar las semillas de loto deshidratadas (como las de la foto de la izquierda), en forma de harina y también hinchadas. Las primeras deben dejarse a remojo durante la noche antes de ser añadidas a sopas y a guisos. La harina se usa normalmente para elaborar pasteles. Y las semillas hinchadas se suelen saltear hasta dejarlas crujientes acompañadas de especias varias para hacer un aperitivo o un acompañamiento.
Aporta un sabor neutro y suave y son muy sanas al no tener grasas saturadas ni sodio y aportan bastante proteína y distintas sales minerales. La composición media de la semilla de loto deshidratada consiste fundamentalmente en 70% aprox. de hidratos, 16% de proteínas y menos del 4% de grasas.