Sal rosada del Himalaya

La sal rosada del Himalaya es en un 98% sal de mesa común (Cloruro de Sodio) pero reserva una parte de su composición para otros minerales como el potasio, el magnesio y el hierro entre otros muchos, que le confieren su color especial y también un sabor ligeramente diferente. La mayor parte de la producción mundial de esta sal procede de una sola mina, la de Khewra en Pakistán, al borde de la cordillera del Himalaya en la región de Punjab. Es una de las mayores minas de sal del mundo y la extracción masiva de este mineral no sólo tiene fines alimentarios. El particular color rosáceos de esta sal, que le otorga principalmente la presencia de hierro, la hace ideal para fabricar todo tipo de artículos de decoración. Si a ello le sumamos el hecho de que se trata de un mineral traslúcido, se amplían sus usos para hacer lampas y distintos utensilios de iluminación.

En la cocina, se trata de una sal muy decorativa que se comercializa con muy distintos tamaños de grano, pero como mejor se parecía su belleza es cuando se mantiene en trozos relativamente grandes. Es bastante habitual que se presente en molinillo de plexiglás donde se aprecia su belleza y a la vez se puede añadir al alimento bien molida.

También se fabrican placas o bandejas hechas con este mineral que se utilizan para servir alimentos. Se pueden enfriar en el congelador y ser usadas para servir platos fríos delicados que requieren una fuente de frescor. Pero también se pueden calentar en el horno al máximo de temperatura y ser usadas como parrilla puesta en el centro de la mesa en la que acabar de cocinar una carne roja, por ejemplo. Además de acabar de cocinar la carne, le dará su punto de sal.

Estas placas se pueden lavar rápidamente con un poco de agua y su desgaste es mínimo pudiendo durar mucho tiempo.