1-Tutorial de Cerveza: introducción

La cerveza es una de las bebidas fermentadas más antiguas de la humanidad. Su origen se remonta a miles de años atrás, cuando las civilizaciones mesopotámicas y egipcias ya la elaboraban de forma rudimentaria. Desde entonces, ha evolucionado hasta convertirse en un producto culturalmente arraigado y con una diversidad de estilos impresionante. Elaborar cerveza en casa no solo permite entender y apreciar mejor esta bebida, sino también experimentar con ingredientes, técnicas y sabores propios. Ya sea por afición, por curiosidad o por pasión, hacer cerveza casera es una actividad gratificante que conecta con una tradición milenaria.

Las cervezas que consumimos en la actualidad se elaboran a partir de cuatro ingredientes:

El agua

Aunque muchas veces pase desapercibida, el agua constituye aproximadamente el 90% del volumen de la cerveza y tiene un papel fundamental en su sabor y carácter. Su composición química (minerales como calcio, magnesio, sulfatos o bicarbonatos) puede acentuar el amargor, redondear el cuerpo o modificar el pH del macerado. Algunas ciudades cerveceras, como Burton-on-Trent o Pilsen, se hicieron famosas justamente por la calidad específica de sus aguas. Para hacer cerveza en casa, es importante utilizar agua potable y, si es necesario, ajustar su perfil para adaptarlo al estilo deseado.

La malta

La malta es el alma de la cerveza. Se obtiene germinando y secando granos de cereal (habitualmente cebada, pero también puede ser trigo, por ejemplo), lo que convierte sus almidones en azúcares fermentables. Durante el proceso de macerado, estos azúcares se disuelven en el agua caliente y formarán la base del mosto cervecero. Existen muchos tipos de malta: desde las maltas base claras, como la Pils o Pale Ale, hasta maltas especiales tostadas que aportan sabores a caramelo, chocolate o café. La elección y combinación de maltas es uno de los aspectos creativos más importantes en la elaboración de cerveza.

El lúpulo

El lúpulo es la flor de una planta trepadora que se añadió a la cerveza por sus propiedades conservantes y su sabor amargo característico. Además del amargor, el lúpulo aporta aromas florales, cítricos, herbales o resinosos, dependiendo de la variedad. Durante la cocción del mosto, se añaden los lúpulos en distintas fases: al principio para el amargor, en medio para el sabor y al final para el aroma. En algunas cervezas también se usa en frío (dry hopping) para intensificar el aroma sin aumentar el amargor. Es un ingrediente clave en estilos como la IPA.

La levadura

La levadura es el microorganismo responsable de transformar los azúcares del mosto en alcohol y dióxido de carbono a través de la fermentación. Pero no solo produce alcohol: también genera compuestos secundarios (ésteres, fenoles, alcoholes superiores) que influyen profundamente en el perfil sensorial de la cerveza. Existen dos grandes tipos de levadura cervecera: la de fermentación alta (Ale) y la de fermentación baja (Lager). Elegir la levadura adecuada y controlar bien la temperatura de fermentación son factores determinantes para obtener una cerveza de calidad.

Métodos de elaboración casera: extracto vs. todo grano

Existen dos caminos principales para iniciarse en la elaboración de cerveza casera: los kits de extracto y las recetas todo grano.
Los kits de extracto son ideales para principiantes, ya que simplifican el proceso utilizando extracto de malta concentrado, al que solo hay que añadir agua, hervir con lúpulo, enfriar y fermentar. Son rápidos, requieren menos equipamiento y permiten obtener buenos resultados sin complicaciones.

En cambio, el método todo grano reproduce el proceso cervecero completo: comienza con el macerado de maltas, seguido de la filtración, el hervido con lúpulo y finalmente la fermentación. Es más laborioso y técnico, pero ofrece un control total sobre cada aspecto de la receta y permite personalizar la cerveza a gusto del cervecero. Para quienes quieren profundizar y experimentar, el todo grano es el siguiente paso natural.