Lagering de la cerveza
El lagerizado (o lagering) de la cerveza no se reserva exclusivamente a cervezas elaboradas con levadura Lager. Aunque es cierto que es más habitual para este tipo de cerveza, son muchos los que lagerizan cervezas Ale. En este artículo te explicamos las ventajas de esta técnica.
Lagering de la cerveza: ¿Cómo se elabora?
El Lagering es un paso crucial en el proceso de elaboración para crear una cerveza limpia y de sabor puro. Se trata de un proceso que consiste en almacenar la cerveza a bajas temperaturas durante un período prolongado para permitir que la levadura se asiente y clarifique la cerveza. Aunque el proceso de fermentación se suele asociar a la elaboración de cerveza comercial, también es importante para los cerveceros caseros que desean producir cerveza de alta calidad. En España hablaremos de "lagerizar" una cerveza reutilizando el término alemán lager que es simplemente la bodega (o lagar en castellano), lugar donde hace normalmente frío y que es perfecto para este importante paso final en la elaboración de muchas cervezas..
La fermentación lenta se realiza normalmente en un entorno de temperatura controlada, con temperaturas que oscilan entre desde uno o dos grados bajo cero hasta 10ºC. Lo más habitual es hacer el lagerizado al rededor de los 4ºC, temperatura que se puede conseguir fácilmente con la mayoría de neveras domésticas. La cerveza se almacena en un recipiente de fermentación secundaria para dejar atrás la mayor parte posible de sedimento producido durante la primera fermentación. Esto se hace durante un período de varias semanas incluso varios meses. Durante este tiempo, algunas levaduras pueden seguir trabajando y en todos los casos, seguiremos potenciando el sedimentado de partículas y proteínas en el fondo del recipiente.
El reposo de la cerveza tiene varias ventajas. La primera y más obvia es la claridad y el frescor que aporta a la cerveza. El almacenamiento prolongado en frío permite que la levadura y otros sedimentos se asienten fuera de la cerveza, dejando tras de sí un líquido claro y brillante. Además, las bajas temperaturas ayudan a suavizar cualquier sabor fuerte que pueda estar presente en la cerveza, dando como resultado un sabor más suave y equilibrado.
Para fermentar la cerveza en casa, hay que tener en cuenta varias cosas. En primer lugar, el control de la temperatura es crucial. Si la temperatura fluctúa demasiado o se calienta en exceso, puede provocar que la levadura vuelva a activarse, lo que daría lugar a una cerveza turbia y demasiado carbonatada. Lo ideal es almacenar la cerveza en un entorno de temperatura controlada, como un frigorífico o un congelador con regulador de temperatura.
Otra consideración importante a la hora de almacenar la cerveza es el tiempo de guarda. Aunque el tiempo mínimo de reposo suele ser de unas cuatro semanas, muchos cerveceros prefieren dejar reposar la cerveza durante seis semanas o más para obtener los mejores resultados. La duración dependerá de factores como el estilo de cerveza que se elabore y las preferencias personales.
Una vez finalizado el proceso de lagering, la cerveza ya puede transferirse a un barril, a un cubo de embotellado o directamente a botellas para su carbonatación.