Chapador para botellas de cerveza
Antes de ver los tipos de chapadores, es importante entender lo que realmente ocurre cuando se chapa una botella. La chapa de metal tiene la forma de una corona invertida cuyas puntas apunta ligeramente hacia el exterior. Cuando colocamos la chapa sobre la boca de la botella, el trabajo del chapador es deformar las puntas de la corona para que estas "abracen" el cuello de la botella que tiene forma tórica. El chapador es por tanto un utensilio relativamente simple que utiliza una cilindro de un tamaño específico que al ser presionado hacia abajo, deforma las puntas de la corona de la chapa y hace que esta quede perfectamente enganchada a la botella. Tan bien enganchada, que la chapa es capaz de soportar la presión interna de la botella que puede llegar a ser muy alta.
Existen dos tamaños estándar de chapas (y por lo tanto de botellas): de 26 y de 29 mm. Dependiendo de las botellas y las chapas que vayas a usar, deberás acoplar a tu chapador la corona (el cilindro del que hablábamos antes) del calibre adecuado. Hay que decir que la gran mayoría de botellas de cerveza (las de menos de medio litro de capacidad) usan chapas de 26 mm, lo que quiere decir que muchos aficionados sólo van a necesitar un chapador con corona de 26 mm. Pero si algún día quieres envasar cerveza en botella tipo cava, entonces necesitarás chapa y una corona de 29mm.
Cuando hablamos de utensilios para chapar botellas a nivel amateur o doméstico, lo que nosotros llamamos chapadores, hay tres grandes grupos:
Chapador de impacto: básicamente es un cilindro metálico con un asa. Lo colocaremos sobre la chapa y le daremos un buen golpe con un martillo. Su principal ventaja es el precio pero hay que tener práctica para usarlos bien. No sería nuestra primera recomendación.
Chapador de doble palanca (foto principal): es el más económico y seguramente el más usado. Como su nombre indica, consta de dos palancas que deberemos empujar hacia abajo a la vez. La acción de las palancas empuja la corona y deforma la chapa, fijándola al cuello de la botella. Si bien es posible usar este tipo de chapador sólo, es aconsejable hacerlo entre dos personas: una que coloca la chapa sobre la boca la de botella y mientras sujeta esta para que no se vuelque. La segunda persona coloca el chapador en posición y actúa sobre sus dos palancas para cerrar la botella. Es normal que el chapador quede ligeramente atrapado y es necesario un suave movimiento de muñeca para liberarlo.
Chapador de columna (foto interior): Estos chapadores se apoyan sobre una mesa y se usa una única palanca para accionarlos. Son fáciles de manejar en solitario y suelen estar fabricados en materiales más resistentes que los chapadores de doble palanca. Dentro de este grupo, hay chapadores de columna que usan una palanca simple y otros que añaden cremalleras o engranajes para hacer todavía más suave su operativa. Son más caros, pero MUY recomendables para los que hacéis mucha cerveza.
Como hemos dicho, la mayoría de estos chapadores aceptan coronas de dos tamaños (de 26 y 29 mm). Es importante entender que el trabajo de esta corona es bastante agresivo dado que consiste en deformar otro metal (el de la chapa). Es inevitable que con el tiempo acaben cogiendo holgura y tengan que ser sustituidos, especialmente en chapadores de doble palanca que están fabricados con materiales más económicos. Si además, por error intentas chapar botellas no compatibles, entonces es probable que acabes deformando e inutilizando tu corona antes de tiempo. ¡Ten cuidado! Afortunadamente en Cocinista no sólo vendemos chapadores, sino que también tenemos en la mayoría de los casos las coronas de recambio.