Lactosa

Parece que últimamente la lactosa ha cogido cierta mala fama y hay muchos consumidores que buscan de forma deliberada productos que no la contengan, incluida la leche. Si bien es cierto que hay una parte de la población que es intolerante a este ingrediente, la mayoría puede consumirla sin problemas y no debe rehuirla dado que aporta una buena dosis de energía. Y sobre todo, debe evitar pagar más dinero por un producto sin lactosa cuando esta no le va a hacer ningún daño.

En la cocina, que es lo que realmente nos interesa aquí, la lactosa tiene varios usos posibles. Es un edulcorante, pero bastante suave. Se usa en repostería sobre todo como recubrimiento dado que no absorberá la humedad manteniendo un aspecto de "recién espolvoreado" más tiempo. Se usa también en producto congelados por la capacidad que tiene la lactosa de conservar los colores de los alimentos.

A nivel doméstico, donde más se utiliza es a la hora de hacer cerveza y querer darle un toque dulce. La lactosa es un azúcar no fermentable y por ello permanece inalterado disuelto en la cerveza. Otros azúcares que sí son fermentables se convierten en gas y alcohol por la acción de la levadura, haciendo que desaparezca su efecto edulcorante. Esto no ocurre con la lactosa lo que la convierte en un ingrediente que permite dar dulzor a la cerveza, algo que hacen sobre todo en Alemania.